En Venezuela se cree en todo. Que el cariaquito morado cura. Que hay que bañarse en el río para quitarse los males. Que las pepas de zamuro alejan los males. Que Cristo vino, fue, volvió y vendrá. Y, al muy estilo "doña del Cafetal" creo que ya esta instaurada en nuestro país la religión Dosantista. Ya saben, el culto al profeta de América, Reinaldo Do Santos. Más grande que la cruz de palma detrás de la puerta de la casa de la abuela.
Y vino y predijo y pasó. Y le pasó al de la mesa de al lado que se convirtió en profeta sin querer. El cuento va así:
"Chamo -diciéndole a su compañero de hamburguesa- yo no entendía nada. Llegué ese día a mi casa y tenía como 100 solicitudes de amistad nueva. Y yo dije que nada, eso era por el nuevo trabajo. Y de pendejo me puse a aceptar unas. Y a los pocos minutos ya estaban un poco de viejas escribiéndome, pidiéndome consejos y las tipas todas intensas diciéndome que sacará otra profecía. ¡Y yo aún no entendía nada! Después fue que me di cuenta... ¡esa gente me estaba agregando en Facebook porque creían que yo era Dos Santos! Men, que pálida. Tuve que ponerme a borrar a un gentío que me pedía saber si Capriles iba a ganar o cual era el futuro de Venezuela. Chamo, no se si cambiar mi nombre en Facebook. ¿Qué culpa tengo yo de llamarme Reinaldo Santos? ¿Será que me ponga a darle unas profecías chimbas?"
@yei_blanco