“Una
colección de pensamientos debe ser una farmacia donde se encuentra
remedio para todos los males”, dijo una vez Voltaire.
- Chávez
dijo mucho durante una época –me cuenta Junior– que leyó el
Oráculo del Guerrero. Ese hombre decía en público que leía algo y lo
convertía en best seller. Pero después, Boris Izaguirre, un
periodista así como tú, dijo que leyó el libro y que le parecía
escrito por un gay para gays. Así que fue uno de los pocos que logró
callarle la boca a Chávez, que nunca más mencionó el libro. Vaya
usted a saber porqué.
Entre
las rutinas diarias, uno debería tener una hora –al menos– al día
para tomarse un café con personas diferentes cada vez. Pero esto es
Caracas y, estemos claros, esa vaina es imposible. Pienso entonces
que sabroso sería poder ir siempre acompañado en las colas por
gente con la que uno quiere conversar y aprovechar la hora en la
Prados del Este o en la Francisco Fajardo. Estoy soñando, ¿no?
Cuando
sea vieja quiero ser así. El Junior vive cerca de mi casa hace unos
10 años. Es de esos viejitos simpaticones con los cuales da gusto
hablar y escuchar los cuentos de antaño que tienen. Uno no sabe ya
si son reales o si pasaron –porque si fueron en Venezuela, esto es un
país sin memoria–. No tengo la menor idea de cómo se llama, pero
hasta el perrero le dice Junior. Es maracucho, y camina cuesta arriba
y cuesta abajo a diario. En el camino habla con quien se tropiece.
Siempre lleva una gorra, una chaqueta de jean, lapices en el bolsillo
y una libreta para anotar. No es periodista. Solo viejo. Hoy, por fin
me preguntó mi nombre. Supongo que por la emoción que expresó al
verme con una franela de la UCV.
- ¡Es
que vos también sois UCVista! Chama, ¿y no te da miedo salir con
esa franela? ¿Y si te agarra la Guardia?
Ya en el
autobús, suspira y comienza a hablar del país. “Nosotros, antes
de Chávez, estábamos en el sartén. Pero ahora nos caímos pa' las
brasas. Esta verga no se entiende, estamos cada día peor”. Y justo
después dice: “Voltaire, tú debes saber quien es Voltaire, ¿no?
El francés que tuvo grandes pensamientos. Tú sabes, tú eres
estudiada. Bueno, él dijo esa frase de <<no estoy de acuerdo
con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a
expresarlo>>. Eso es libertad de expresión. Leí en el Últimas
Noticias, que es el periódico más vendido en Venezuela, aunque le
duela a los otros, que ahora Conatel va a regular hasta la música
que uno oye, ¿habrases visto? Cuando yo leí eso me pregunté como
los venezolanos nos dejamos meter una dictadura, porque eso es. Ahora
van a decir que las canciones que tengan la palabra azul son
golpistas. El gran Billos debe estar retorciéndose en su tumba. Ese no era ni venezolano, pero sí más caraqueño que cualquiera. Uno
aquí debe cantar y expresarse, ya que hablando no se entiende la
gente. ¿Te gusta Carlos Vives?”
Pensando
en la primera frase de Voltaire, los viejos entonces son como una
farmacia. Pensar que en el país aún hay gente que le puede sacar
una sonrisa a uno. Cuando sea vieja quiero hacer eso, citar a
Voltaire, a mis abuelos, a los libros que leí y las canciones que
escuché. Pero citar lo bueno.
- Yo
siempre amé el béisbol. Y creo que Chávez también. Y su
resentimiento con los gringos nació porque ellos lo inventaron y no
un venezolano, o al menos un latino. Una vez, tendría yo 10 años,
estaba viendo un juego en el estadio de béisbol de la UCV. Como al
tercer ining, detienen el juego y ponen el himno nacional. Había
entrado el presidente, Rómulo Betancourt. Los estudiantes tampoco lo
querían, es que la gente inteligente no debe querer a los
presidentes. Decían que era medio comunista. Sin embargo, él fue a
la UCV, y al campo de béisbol, y pusieron el himno, y lanzó la
bola, y estuvo allí. Chávez fue a donde los Mets en Estados Unidos
a lanzar una pelota. Y yo me preguntaba, ¿y por qué este hombre no
lanza la pelota en su país o no va a ver un juego desde el estadio?
Él trató y trató con los estudiantes, pero los dejó quietos.
Quizá tenía miedo de entrar al estadio y no ser aplaudido. En
Venezuela, nunca se atrevió a hacerlo. Pero en Cuba sí, y allá a
la gente se le ve la cara triste. Como aquí ahora. Lo que pasa es
que esta mañana yo te estoy haciendo reír. Y aunque tu no me creas
o no compartas lo que digo, me estás dejando hablar. Yo no tengo
Alzheimer, de eso murió fue mi papá. Para que no me de, yo hago
sudokus y hablo con la gente”.